sábado, 14 de mayo de 2011

La educación linguistica argentina en tiempos de la globalización

El proceso escolar de imposición de la lengua estándar representa un problema de conflictos socioculturales que por medio del lenguaje aparece el carácter discriminador tanto de la política socioeducativa como lingüístico-comunicacional.
El aumento incesante del analfabetismo en el marco económico cultural de la globalización, provocará el incremento de la cantidad de niños que quedan afuera de la estandarización y de posibilidades de progreso social.
El actual aparato educativo posee un grave elemento ideológico de discriminación social. Un claro ejemplo, tiene intrínseca relación con el advenimiento de las escuelas privadas y pagadas, y a las cuales concurren los niños de la clase media y alta. Mientras que la escuela pública queda destinada para el sector social con menos recursos económicos o para los más carenciados.
Este modelo socialmente discriminante se vincula con la distribución de la legitimación social también de las variedades lingüísticas. Es así que los sectores de clase media y alta compartirán una variedad estándar, la cual es impuesta por el currículum oficial para la educación.
Sin embargo, a los niños de los estratos sociales más pobres y desfavorecidos la ideología discriminante descalificará a estas hablas que emplean.
Por último, otra de las consecuencias originada por el proceso de imposición de una lengua estándar se relaciona también con el gran porcentaje de marginados lingüísticos que según los sociólogos contaren en “habla miedosa”, alimentada por una conciencia dialectal culpable que los inhibe para expresarse libremente.
Los lexemas empleados en la normativización de una variedad lingüística correspondiente a la circular Nº 86 del año 1978 denominada “Enseñanza de la lengua” son los siguientes: corrección, correcta, depurar y decoro. Si analizamos detenidamente la connotación de estos lexemas, observaremos que este documento apunta a la imposición y normativización de una variedad lingüística, como así también, al purismo idiomático.
En este documento se hace hincapié en la imprecisión e incorrección que resulta el habla popular y/o regional, lo que a su vez connota el grado de discriminación que se trata de establecer en el sistema educativo, cuando un párrafo de la circular Nº 23/78 expresa “así el habla imprecisa, incorrecta, popular o regional a veces, será el punto de partida del dialogo mediante el cual el maestro llegará a conocer al niño y sentar las bases de una correcta relación educando-educador, básica en el proceso de la comunicación”.
La operación de la normativización de una variedad lingüística basa su eficacia en la metonimia, es decir, la parte por el todo y el todo por la parte.
El profesor de lengua no debe enseñar la lengua materna, sino contribuir a su desarrollo y mejoramiento. Tarea aparentemente simple, pero que provoca un sentimiento de fracaso. En la actualidad los chicos son pocos capaces de dominar la normativa de su lengua en relación a los tiempos pasados en que el vocabulario, la sintaxis y la ortografía eran muy respetados.
No obstante, los tiempos cambian y en el mundo que hoy les toca vivir a los chicos están las ventajas y desventajas de la cultura de la imagen que sobrevino como consecuencia del avance sofisticado de los medios masivos de comunicación. Estas poderosas industrias de la comunicación y principalmente la televisión ha alejado paulatinamente a los más chicos de aquel hábito por la lectura que sobrevivió hasta pasada la segunda mitad del siglo XX.
La institución educativa es un espacio en el cual se proyectan, de manera conflictiva y paradójica, diferentes intenciones y aspiraciones culturales, económicas y sociales.
El currículo que se debe enseñar en los establecimientos educativos, la prolongación de todo tipo de técnicas de diagnóstico y evaluación del alumnado. Los libros de texto y guías didácticas que enumeran las actividades que deben llevar a cabo los profesores y los alumnos, la racionalización tecnológica de las escuelas, refleja la limitada función de cumplimiento de las prescripciones estipuladas.
El trabajo del maestro no puede entenderse al margen de las condiciones sociopolíticas que perfilan la naturaleza de la institución escolar. Por su parte, no se debe pretender el subyugamiento de la sociedad a quienes se autoerigen en elite cultural, dirigiendo y eligiendo el contenido de la enseñanza, su dirección moral y política.
En la actualidad, las acciones en defensa del idioma prevalecen en los principios de algunos docentes, los cuales consideran que los adolescentes de nivel social demasiado bajo “atacan” a la lengua que usan cotidianamente para comunicarse con los demás.
Una concepción de lenguaje que ha determinado actitudes que siguen vigentes en la escuela es el sistema formal que posibilita representar el mundo; la vinculación estrecha entre lenguaje y pensamiento y la función referencial del lenguaje como código que permite la expresión del pensamiento. La distinción entre el lenguaje de la escuela y el del niño se refleja en las diferencias formales, que progresivamente serían aprendidas por el alumno al que se le enseña el sistema de la lengua padronizado, diccionarizado, gramaticalizado, como el transmisor de la cultura educativa.
Esta concepción formalista considera al lenguaje como un sistema neutro, exento de ideologías y que no tiene en cuenta las relaciones de poder. Sin embargo, la concepción funcionalista enfoca el vínculo entre el sistema cultural y la forma lingüística. No obstante, la concepción funcionalista no predomina lo suficiente como la formalista en la formación del profesor y en la enseñanza de la lengua materna.
Esta visión se relaciona íntimamente con las propuestas de currículos bidialectales para los hablantes de dialectos estigmatizados desde el punto de vista social. Por otro lado, el lenguaje de la escuela no resulta distinto del lenguaje del niño.
Por último, en la concepción interactiva aparece como principal problemática la falta de deseo en el aprendizaje, para así influir positivamente el proceso y evitar la resistencia, o sea el rechazo de los valores de la cultura dominante. Los estudios sobre interacción entre profesor y alumno son importantes, pues, permiten evaluar cómo los sujetos reproducen en las micro y macro relaciones sociales; esto nos posibilita observar que en la producción de contextos y significados, existe un lugar para la construcción de nuevos significados para la transformación.
La formación del profesor debe lograr que el sujeto participante en el proceso lleve a cabo la transformación de las distintas disciplinas que confluyen para su formación. El análisis del discurso, la sociolingüística, la psicolinguística, la psicología cognitiva y del aprendizaje, la etnografía de la escuela, la pedagogía, poseen íntima relación con la visión interdisciplinar como visión tecnicista, que implica la suma de contenidos que tendrían que contribuir para la formación del docente. Sin embargo, de resultar imposible la conversión del profesor en un especialista de muchas áreas del saber, la especialización no es lo deseable.
Lengua materna versus modelo de lengua estándar
Ahora bien, ¿qué variedad lingüística emplean nuestros estudiantes en Tucumán? ¿Qué relación guarda esa variedad lingüística tucumana con el modelo de lengua estándar impuesto por el sistema educativo? ¿Por qué se establecen diferencias entre éstos? ¿Cuál de estos modelos es el legitimado socialmente? Preguntas que seguramente encuentran múltiples respuestas, pero que sin embargo dejan entrever procesos lingüísticos, comunicativos, cognitivos y socioculturales que se vinculan profundamente con la identidad sociocultural y lingüística de origen de nuestros estudiantes.
Cada lengua y variedad construye una gramática social comunicativa desde la que mira y representa el mundo. Acaso tenemos en cuenta la variedad tucumana en la lengua materna. El empleo del “Voseo” es único en Argentina y en Uruguay. Un ejemplo de ello es el que propongo a continuación:
Modelo Estándar Variedad Vernacular (tucumana) Modelo Estándar
1ª) yo (me) voy a ir 1ª) me boaí(r) – me buaí(r) 1ª) yo iré
me biaír – me buaí
2ª) vos (te) vas a ir 2ª) vo(h) te va(h) 2ª) tu irás

Es importante considerar que cada variante lingüística, sea ésta perteneciente a una lengua común utiliza estructuras gramaticales específicas a diferencia de otras variedades como lo puede ser: la variedad bonaerense.

Variedad tucumana Variedad bonaerense

“El changuito se me (lo) ha caido”. “El nene se cayó”.

Otro claro ejemplo de ello es el empleo del pronombre personal proclítico que manifiesta una manera de cómo nosotros representamos el vínculo con las cosas.

“No se te (lo) vayan a caer los papeles”

Desde un punto de vista institucional y desde la política del estado nacional, y provincial, alfabetizarse es aprender a leer y a escribir. Es decir, esto que a grandes rasgos denominamos alfabetización escolar, requiere de aprendizaje sistemático, progresivo, constante. En este sentido, el rol de los maestros y docentes es no sólo imprescindible sino insustituible.
Sin embargo, no siempre existe adecuada comprensión de la revolucionaria tarea y trabajo que emprendemos día a día en un aula cada vez que enseñamos a un niño, niña, adolescente o adulto a producir escritura con sentido, a leer y comprender desde una postura lúcida, protagónica, crítica.
A la vez, no siempre hay reconocimiento salarial de esta compleja, delicada y fundamental tarea que garantiza el acceso y el derecho a la educación a millones de niños, adolescentes y adultos no sólo en Argentina. Lo cual constituye una injusticia política y en muchos casos, una falta de respeto hacia tal labor profesional.
Desde una perspectiva socio-histórica, la alfabetización de un pueblo, de una comunidad constituye parte importante y crucial de todo proyecto político y de desarrollo independiente de una nación. Derecho cívico inalienable que en la actualidad sólo en parte se cumple. Muchas veces perdemos de vista esta función más profunda de la alfabetización y nos quedamos con una visión pedagógica o didáctica. Ambas lecturas son necesarias, tanto la comprensión de la función político-cultural como los desafíos pedagógicos.
Todos los seres humanos, a menos que existan condiciones socio-económicas críticas que lo impidan o causas biológicas o fisiológicas irreversibles, todos podemos aprender a conquistar la escritura y aprender a leer con fundamento. Sin embargo, aun no hemos podido en nuestro país conquistar esta herramienta fundamental de representación y de transmisión de los conocimientos porque según nos informan diversos estudios nacionales, de cada 10 niños que egresan del nivel primario en Tucumán, siete de ellos tienen dificultades para comprender lo que leen o para argumentar, analizar y producir escritura propia. Un porcentaje similar se observa en quienes egresan de la escuela media. Lo cual demuestra que aun tenemos que trabajar y que transformar tanto decisiones que tienen que ver con una política oficial educativa como con lo que hacemos y cómo lo hacemos en el aula.
No todas las causas del iletrismo son socio-económicas; más aún, las causas más profundas de este fenómeno que estalla con fuerza en la década del 90, a mi criterio no son sólo las desigualdades socio-económicas. Es decir, no podemos sostener que un número creciente de niños o adolescentes tucumanos o santiagueños o salteños o jujeños luego de haber asistido ocho o nueve años a la escuela, no aprendieron a conquistar una escritura propia, a argumentar o escribir con fundamento debido a que viven en condiciones económicas desfavorables, o como escucho tantas veces decir, porque en sus casas no leen, porque no tienen libros o porque “vienen de una familia escasamente integrada” o “porque viven en un casa de adobe o porque su familia es “inculta” o la madre no controla sus tareas o peor aún, porque “no saben hablar o hablan como indios”, como si alguna vez hubiésemos de verdad compartido la vida, experiencias culturales y comunicativas con una mujer u hombre mapuche, toba, guaraní, mocoví en su propio territorio y desde sus idiomas. Este prejuicio ideológico, el de pensar que los indios no saben hablar o que los tucumanos hablamos pésimo, ha sido una de las tantas imposiciones ideológicas y culturales de los sectores hegemónicos en nuestro continente. Por suerte estamos los docentes para derrotar esta desvalorizante forma de pensarnos a nosotros mismos desde el lenguaje que usamos. Porque aunque parezca un tema sin relación con el iletrismo, a mi entender es una de las aristas no siempre visibles de esta problemática.
Los factores socio-económicos, las desigualdades culturales, políticas, importantes sin duda alguna, pero si ponemos a estos factores siempre en el centro del debate y del análisis, dejamos de considerar otras causas estrictamente institucionales, pedagógicas, lingüísticas, didácticas que también han incidido e inciden en los procesos de aprendizaje de nuestros alumnos. Es decir, corremos el riesgo de no trabajar las causas sobre las que sí podemos hacerlo, y quedarnos en una postura meramente critica, o peor aún, nihilista, sin esperanzas. Lo cual solo le resulta beneficioso a las minorías que sí pueden educarse, incluso en dos o más idiomas. Es decir, contribuimos sin darnos cuenta a reforzar las brechas entre los que más saben y tienen, y los que menos posibilidades tienen de estudiar, de vivir dignamente, de alfabetizarse, de encontrar y gestar un proyecto de futuro en el que valga la pena apostar al conocimiento. Reforzamos así aspectos de nuestra dependencia.
Me referiré a algunas de estas causas internas podríamos decir, porque estoy convencido luego de mas de 10 años de trabajo en comunidades urbanas, sub-urbanas y rurales de nuestra provincia, que los niños o jóvenes, la mayoría de ellos llegan al sistema educativo con un lenguaje social y culturalmente valioso, con experiencias comunicativas complejas, habiendo vivido procesos de alfabetización social, inter e intra generacionales de enorme complejidad y potencialidad transformadora , e incluso con un vocabulario amplio en relación a sus formas de vida e interpretación de la realidad.
Sin embargo, cuando terminan séptimo u octavo año, no todos ellos han ampliado el horizonte de posibilidades de la comunicación oral y escrita. Por eso digo que así como no hay derecho a humillar, discriminar o censurar a ninguna persona por la forma en la que habla, piensa o escribe, tampoco hay derecho a que lleguen al sexto grado o incluso al nivel medio o la universidad con una escritura o lectura equivalente a un alumnos de primaria.
Es decir, tenemos que revisar y ser capaces de transformar nuestras formas de enseñar, nuestros modelos previos de qué es la cultura, qué significa hoy aprender a escribir y leer, y fundamentalmente, revisar día a día, sin miedos pero con certezas, nuestras prácticas en el aula. Claro que esto demanda de espacios sostenidos de debate, investigación inter e intrainstitucionales y del apoyo sostenido del Estado para que nuestros esfuerzos no sean manotazos en el aire sino legítimos proyectos que alienten el cambio.
La enseñanza de la lengua materna nos posibilita una oportunidad para lograr el desarrollo de una pedagogía de concientización crítica respecto de la utilización del lenguaje como instrumento de dominación y/o de transformación. Considero que una de las pocas instituciones que no han sido destruidas y que puede llevar a cabo este desafío es la escuela primaria, la escuela secundaria, los establecimientos educativos de nivel superior no universitario y universitario. Porque si alfabetizamos para el desconocimiento de nuestra historia mas profunda y verdadera, si alfabetizamos solo para que los niños, jóvenes o adultos sean usuarios de un idioma y no protagonistas transformadores y autores, si alfabetizamos en lo que nos dicen las editoriales solamente y no tenemos el coraje social de recuperar y valorar nuestras propias producciones musicales, científicas, culturales, deportivas, artísticas, es obvio que el cerebro de nuestra infancia y adolescencia puede ser conquistado por el sabor de verdad, coca cola, peugeot 206, marca la diferencia, pensá en verde, tomá heineken, quilmes, la más nuestra, mr. Tinelli, mac donald o shrek.
En cambio si en primer lugar nosotros como docentes nos reconocemos como parte de una cultura nacional, popular, regional y propia, si conocemos científicamente nuestra historia mas profunda, sin nos atrevemos a mirar el pasado con visión de futuro a fin de transformar aspectos que aun nos faltan resolver, entonces cuando enseñemos lengua o historia o biología podremos pensar estrategias innovadoras que nos posibiliten tender puentes necesarios, imprescindibles entre nuestra propia historia, vida social, realidad objetiva y cultura y los procesos de alfabetización .
Un proyecto que además puede contribuir a la liberación de nuestro pueblo en el sentido de que alfabetizamos para descubrir y recuperar, para fortalecer aspectos de nuestra identidad plural.
Para ello fue necesario e indispensable gestar desde nuestro lugar y tiempo social nuestro propio modelo investigativo junto con un grupo numeroso de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y colegas que llevaron a cabo su aporte a este nuevo campo disciplinar de la lingüística al que denominamos “Lingüística crítica latinoamericana”.
La lingüística crítica latinoamericana se fundamenta en una propuesta científica gestada desde nuestra realidad y tiempo histórico social; que tiene como objetivo central indagar y analizar críticamente situaciones reales de comunicación, tanto orales y escritas como formales e informales, con las que los sujetos sociales van construyendo su realidad objetiva latinoamericana en el devenir de un contexto heterogéneo e impregnado por numerosos factores: políticos, económicos, socio-históricos, culturales, etc.
Es necesario remarcar que para la lingüística crítica el aprendizaje de la lengua constituye en primera instancia una práctica extraescolar, pues el niño entrelaza sus primeros vínculos comunicativos con su madre adquiriendo y desarrollando desde lo ontogenético una lengua materna. Una lengua materna que es la primera representación del universo -desde el discurso materno- que relaciona al niño con la madre en la nominalización de objetos y sujetos que rodean su entorno.

POSTULADOS PARA UNA EDUCACIÓN LINGÜÍSTICA CRÍTICA LATINOAMERICANA
1. El abordaje de una lingüística crítica sería insuficiente sin el aporte necesario de numerosas disciplinas (multidisciplinariedad) desde las cuales postulamos nuestra propuesta científica que solo intenta indagar, analizar y comprender el complejo, dialéctico y desafiante proceso de configuración lingüística tanto oral como escrita con la que los sujetos sociales construyen la realidad objetiva, ya sea transformándola o desvirtuándola en beneficio de unos cuantos o de la mayoría.
2. Toda lengua es el proceso y resultado dialéctico, complejo y subjetivo con el que un sujeto histórico-social construye una realidad objetiva desde un orden social e ideológico específico.
3. Es consabido que todo proceso de aprendizaje de la lengua de un recién nacido se inicia en la práctica comunicativa cotidiana con su madre, vínculos familiares y demás. Posteriormente, ese niño y su relación con el entorno social representado en primer lugar por la escuela y posteriormente por la sociedad en la configuración de la enseñanza de la lengua se vuelve un proceso dialéctico, complejo, desafiante y además, está intrínsecamente vinculado al devenir de un contexto específico no homogéneo, entendido desde el punto de vista biológico, sociohistórico, político, económico, antropológico, psicológico y cultural.
4. Durante el proceso de recolección del corpus lingüístico oral y escrito, y luego de un exhaustivo análisis y posterior evaluación llegué a la conclusión que los factores biológicos, psicosociales, culturales y familiares repercuten positiva o negativamente en la maduración de las áreas lingüísticas cerebrales del individuo durante su infancia-pubertad y adolescencia; y son decisivos en la configuración del desarrollo del lenguaje-pensamiento de ese sujeto social. Es menester recalcar que algunos de estos chicos y chicas a quienes se investigó se encontraban en un estado de exigua alimentación, factor importante a la hora de esperar una disposición favorable para el proceso de aprendizaje. Diversos investigadores expresan que el hambre produce en el ser humano un significativo apaciguamiento o extinción de las aspiraciones lúdicas y cognitivas o intereses vitales, afecta todas las funciones intelectuales y genera una serie de alteraciones orgánicas acumulativas, irreversibles según la edad y el tiempo que se someta al individuo a la mencionada condición. Cuando el hambre alcanza su punto crucial aparece la "neurosis del hambre", caracterizada por extrema irritabilidad. La persona sólo va en pos de la comida, inhibiendo en ocasiones hasta las pautas morales para conseguirla. Su cronicidad ocasiona estados de apatía, depresión y náuseas, detectándose además severas dificultades para realizar tareas que requieran concentración mental. Un claro ejemplo de ello fue encontrarme con textos escritos en donde la problemática de la escritura disléxica (disgrafía y disortografia) aparecía con demasiada evidencia:

“En un campo Había dos amigo que irian al arollo para pescara pero sencontrado con otro chicos que intenta ba pillar un cangrejo para que traiga para la escuela por que le pedía en la escuela”.
Walter, 14 años, Simoca.

En el texto de Walter de 14 años observamos los siguientes problemas de escritura (disgrafía) en el caso de las siguientes palabras: Cambio de letras en (arollo por arroyo), creación de palabras (sencontrado por se han encontrado), anexión de morfemas (pescara por pescar), separación de una sílaba del morfema (intenta ba por intentaba).


Esta imagen pertenece al texto producido por una niña (15 años) con severos problemas de desnutrición llamada Diana y domiciliada en el (Dpto. de Río Chico pcia. de Tucumán). En este texto se puede analizar el problema característico de escritura disléxico, ya que al no haber recibido esta niña los nutrientes necesarios en su proceso de alimentación luego de su nacimiento y durante su infancia, esta situación influyó en el atraso de sus áreas cerebrales lingüísticas. El caso es que su escritura se asemeja a la de un niño de 6 años, con una organización sintáctica sin separación de las palabras en: “yotequiero mucho…” y disortografías en: “devemos y corazon"
“La umita se ase de choclo en maiz molio sal pimienta y despue de…”
Agustín, 14 años, Simoca.

El texto elaborado por Agustín presenta como problema el de la disortografia en las siguientes palabras: (umita por humita y maiz por maíz) y algunas disgrafías como pérdida de letras en: (molio por molido y despue por después).
5. Ha de notarse que la educación NO ES responsabilidad primaria, ni exclusiva, de los maestros o profesores. Parte, de unas políticas coherentes, desde la perspectiva del tipo de ser humano que se quiere formar, las cuales se implementan en un contexto determinado. Por ejemplo, la Ley Federal de Educación (1993), en Argentina, es de mucha avanzada. Lamentablemente, su implementación deja un amplio espacio entre el "ideal" y la realidad, con aspectos fundamentales como la proporción profesor – número de estudiantes, la salud y nutrición de estos últimos, la composición y funcionamiento familiar, etc.
6. Considero que para un seguimiento más personalizado de los aprendices sería importante que cada aula estuviera habitada por 25 alumnos y no más, ya que se vuelve un proceso más que complejo la enseñanza de la lengua como el de cualquier otro espacio curricular, precisamente por los bajos rendimientos de aprendizaje que se obtienen de los alumnos cuando en una aula se superan estas cifras y las dificultades de que todos puedan aprender y apropiarse de los conocimientos.
7. Todo proceso de configuración lingüística es regulado por el mismo sujeto en sus situaciones formales o informales de comunicación, tanto oral como escrita, o por su vinculación con otros sujetos de diferente procedencia social, delimitando y estableciendo reglas de los usos lingüísticos.
8. Refutando el postulado anterior, muchas veces, sucede que ese sujeto social en el proceso de enseñanza de la lengua que desarrolla la escuela se resiste a emplear el uso lingüístico estándar establecido por la institución escolar y dispuesta políticamente por los sectores dominantes. ¿Será tal vez por su poca o nada identificación lingüística con éstos?
9. Buscar respuestas para dilucidar el postulado anterior se vuelve una tarea demasiado compleja, ya que son muchos los factores que inciden en la configuración, desarrollo e identificación lingüística del sujeto, pues en primera instancia su familia y en segundo lugar la escuela y por lo tanto, el entorno social en donde se desenvuelve influirán en los mecanismos de regulación o no para que éste adopte un modelo lingüístico homogeneizado.
10. Toda producción y comprensión de situaciones comunicativas lingüísticas deja entrever el proceso de simplificación, naturalización, clasificación, anonimización y evaluación que todo sujeto social -entendido como productor de textos- realiza de la realidad objetiva desde la posición social que ocupa en el orden sociohistórico específico de un país, y la influencia ideológica que esto trae consigo en la pasivización y/o transformación de la realidad misma. “Dura represión a estudiantes universitarios”… esta nominalización del verbo: reprimir, convierte un proceso en un sustantivo. Mediante este recurso quedan excluidos y anonimizados los participantes vinculados al proceso.
11. La reformulación de una política lingüística emancipadora es uno de los temas para nada resueltos en nuestro país, ya que mediante la realización del III congreso de la lengua española en Rosario se asentaron las bases de la dependencia lingüística de Argentina sobre la “madre” patria: España. ¿Será quizás en defensa de una parte de ese mercado lingüístico al cual pertenece nuestro país o tal vez un mecanismo de defensa ante el avasallador avance del inglés?
12. No sería acaso más pertinente establecer como nuestra lengua la variante “lengua argentina” incluyendo a las demás lenguas aborígenes habladas en nuestro país y que por lo tanto influyeron en la configuración del argentino como lengua. Tal es el caso de la lengua quechua y su influencia en las provincias del norte del país, del guaraní en el litoral, de la lengua mapuche en las provincias cuyanas, etc. “salí mishi de aquí”… “me voy a ishpiar”… “ese güile se tiene que ir”… y muchos casos de textos orales que escuchamos a menudo en nuestra provincia son el resultado de un proceso largo e influyente de configuración lingüística de la lengua quechua al castellano. En el caso del valle de Tafí fue decisiva la huella que dejó el cacán, lengua que hablaron sus antiguos moradores. “la pollera es yuta”… “ya’i traido las chamicitas para el fuego”… Lelia Albarracín sostiene que en el caso específico de la provincia de Tucumán se pude observar que el saber cultural de un habitante de la zona de los Valles Calchaquíes no es el mismo al del campesino de la llanura ni equiparable tampoco con el saber cultural del habitante de las zonas urbanas empobrecidas. Una situación equivalente se da entre los habitantes de Quebrada y Puna, con los de San Salvador de Jujuy. Sin embargo, existe una sobrevaloración de lo académico, del modo de vivir urbano y de la producción industrial sobre esos otros saberes construidos en cientos o miles de años. Está en juego entonces no sólo una variedad de culturas sino también las consiguientes variedades dialectales, que son hablas con las cuales algunos habitantes se identifican. Existen en el lenguaje cotidiano alrededor de 300 voces provenientes del quechua, cuyo origen la mayoría de la población desconoce. Es el caso de los vocablos yuyu, ñaña, pucho, pupo, chichi, por mencionar algunos. Pero la cuestión es más compleja que un simple intercambio de préstamos. Se trata de la reconstrucción de una lengua -el español-, a nivel global (sintáctico, fonológico -acentual y tonal- y léxico), conforme a los códigos de otra lengua -el quechua- y seguramente otras del sustrato (de las que tanto ignoramos). A nivel sintáctico es común el uso de frases como "¿de qué profesor es Ud.?", en vez de "¿profesor en qué es Ud.?", o "¿qué haciendo te has cáido?", en lugar de "¿cómo te has caído?", ¿qué diciendo has venido? por "¿por qué razón has venido?" a título de ejemplos. Se puede mencionar además el uso de estructuras en las que hay una duplicación del objeto como "No me lo quiere estudiar", y aquellas donde hay inconcordancia de género: "Allú lo 'i topao a tu hermana", ".. y lo i' curao a la huá". Son llamativos también el uso preferencial del pretérito perfecto, el desconocimiento del pretérito imperfecto, el llamado pluscuamperfecto en función más modal que temporal (p e: "había sido ... tan linda"), la concepción de las acciones en diminutivo, la reduplicación de voces (casi-casi, poco-poco, tonto-tonto, saltiao-saltiao), la verbalización de raíces nominales, el particular uso del gerundio "me he venido olvidando", "he venido comiendo" por "vine después de comer", frases que traducen construcciones causativas del quechua ("hacer ver" por "mostrar", "hacer morir" por "matar"), y otras estructuras como: "había estado casada" por "ignoraba que era casada", "había teníu un cachorro" por "no sabía que tenía un cachorro", "estoy sabiendo que no ha estudiado" por "presumo que no ha estudiado". De igual modo, una diferente concepción del tiempo y de los procesos mentales de cálculo: "va para los cinco" en lugar de "tiene cuatro años". A nivel fonológico, y sobre todo en el ámbito rural, el trivocalismo y el régimen acentual del quechua, producen resultados como "descónfía" (con acentuación grave) por "desconfía", "cáido" por "caído", "sándia" por "sandía"; "pulenta", en lugar de "polenta" o "algudón" en vez de "algodón". Frente a esta ligera descripción, interesaría ver cómo ha encarado el sistema educativo este fenómeno, de hecho, su percepción y las causas que lo motivan no son analizadas en las carreras de formación docente, tanto a nivel terciario como universitario, en consecuencia los maestros y profesores aplican tratamientos correctivos que provocan frustración en los educandos (el "silencio voluntario" es uno de los síntomas) y la consiguiente deserción escolar. Lo que el docente ignora es que su intervención está provocando la destrucción de ese "otro código" cuya presencia está incapacitado de detectar y por lo tanto atribuye los supuestos errores a una "falta de cultura” .
13. El respeto por la diversidad lingüística es un tema poco resuelto en los usos comunicativos de la lengua, porque aún observamos casos de situaciones comunicativas orales en donde se manifiesta: “los tucumanos hablan mal” o “esa persona habla muy mal”, síntomas de una violenta discriminación lingüística (entiéndase discriminación lingüística como humillación, imposición o censura de una variante lingüística que no responde a las convenciones de la lengua estándar fijada por el estado) impuesta hace más de 500 años en América y que se reproduce cíclicamente hasta hoy. “señorita [se vamo] al recreo?”. “pero Juancito estás hablando mal no se dice [se vamo] sino nos vamos. Entendes?”…
14. Todo indicio de discriminación lingüística en un niño puede provocar severos bloqueos psicológicos (timidez o pasivización en su participación a la hora de gestar su decir y pensar sobre la realidad) al ser humillado o censurado en presencia de otros que sean participes de la situación comunicativa grupal. Casos como éstos se repiten hasta hoy en los procesos de enseñanza no solo de la lengua sino también de otros espacios curriculares en las aulas.
15. El sistema educativo es el mecanismo uniformizador y regulador de imposiciones lingüísticas sujetas en la construcción de un tipo de sujeto productor estandarizado de textos, tanto orales como escritos, cuando la realidad objetiva de ese sujeto está entrecrucijada por numerosos factores procedentes de su entorno familiar y psico-social, de los cuáles se resiste muchas veces a asimilar porque es más fuerte la influencia de éste último al cual se siente más identificado desde el punto de vista lingüístico.
16. El sistema educativo implementado mediante la política neoliberal legitimada por el gobierno de Carlos Menem llevó como estandarte el emblemático lema “calidad educativa para todos”, cuando en realidad ese postulado fue el resultado de una panacea, ya que millones de argentinos apenas sobrevivieron con lo necesario y otros tantos se encontraron en estado de total pobreza o indigencia. De qué calidad educativa podemos hablar si ni siquiera muchos argentinos acceden a un trabajo digno con que llevar una mejor calidad de vida a su entorno familiar.
17. Por lo tanto, desde una enseñanza de la lengua crítica, transformadora y comprometida con los sectores populares se deja de lado al sujeto gramatical y se afianza la educación a la espera de un sujeto social critico, emancipador y comprometido con el contexto sociohistórico de su entorno
18. La total exclusión curricular en la enseñanza de la lengua de la génesis del lenguaje desde una mirada antropológica y científica genera un proceso de omisión que conlleva a un desconocimiento nulo de cómo se originó el lenguaje desde el punto de vista filogenético ; y desde donde la enseñanza de lengua en el tercer ciclo de EGB, como en el polimodal debería tener en cuenta para incluirla en sus contenidos con la transposición didáctica debida.
19. Las políticas lingüísticas son procesos de imposiciones lingüísticas llevadas a cabo por un país, previamente planificadas con el objeto de estandarizar un tipo de lengua convencionalizada por un grupo social dominante que la impone a la mayoría. El sistema educativo representado por las escuelas y las universidades, sin olvidar a los medios masivos de comunicación se encargan de imponer un determinado modelo de lengua: la estándar, que todos deben hablar dejando de lado las demás variantes lingüísticas y hasta en muchos casos desjerarquizándolas por su falta de prestigio o por considerarlas incultas y vulgares.
20. Estas políticas lingüísticas acarrean procesos de glotofagia y la pérdida de un importante bagaje cultural tras la muerte de una o varias lenguas. En América se implantó una rigurosa política lingüística que destruyó la identificación lingüística de nuestros primeros pobladores, los cuales se vieron obligados a resemantizar aquellos elementos de la naturaleza que para ellos tenían su propia nominalización. Tal es el caso de palabras toponímicas como: [yonopongo] término castellanizado originario del quechua [yanu punku] que significa “puerta negra” o el nombre del siguiente afluente [Chirimayo] palabra castellanizada originaria también del quechua [chiri mallu] que significa “mallu: río y chiri: frío, entonces “río frío” y por último [chicligasta] término castellanizado originario de la lengua de los tonocotés [chikilligasta] chiki: sufrimiento, lli: atravesar y gasta: pueblo; es decir, pueblo atravesado por el sufrimiento.
21. Asumir una nueva perspectiva desde dónde comprender, analizar y producir los textos orales, escritos y audiovisuales que percibimos en situaciones formales e informales de comunicación no es tarea únicamente del aporte de una lingüística crítica latinoamericana, sino de todos aquellos que nos comunicamos mediante el lenguaje oral, escrito y audiovisual con el objeto de construir y transformar una realidad por demás compleja y fluctuante en el devenir de un contexto con muchas aristas.
22. Mientras mayor sea la independencia política, económica, social y cultural de nuestro país hacia los países dominantes; mayores serán las posibilidades de articular una educación y política lingüística emancipadora a favor de una sociedad más crítica y activa en las transformaciones sociales de nuestro país.

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